lunes, 30 de septiembre de 2013

Desmontar, limpiar y lubricar winches Lewmar 6A

       Dicen los franceses, y dicen bien, “petit bateau, petit problème”. He desmontado los winches de Zaldi para limpiarlos y engrasarlos, una labor que me ha resultado sumamente sencilla y que a buen seguro repetiré cada cierto tiempo ( creo que una vez al año será suficiente ). La marca Lewmar tiene muchos tipos y tamaños de winches, el Somo 20 viene equipado con los pequeños de la casa, la serie 6. Su desmontaje, limpieza y montaje nos será fácil si seguimos unos pasos que a continuación describiré. No nos llevará realizar todas estas acciones más allá de 15 ó 20 minutos en cada winche.

Materiales y herramientas necesarias:

Para el desmontaje nos bastará con un destornillador pequeño de punta fina. Para la limpieza oiréis muchas versiones, yo os cuento lo que he usado, para las piezas metálicas apliqué disolvente normal, las partes plásticas las he limpiado con alcohol. Unos guantes finos de vinilo pueden venir bien, papel de cocina, un cepillo para limpiar en los rincones y un pequeño recipiente donde verter el disolvente y sumergir las piezas metálicas. Para el engrase he usado aceite de teflón que se puede aplicar usando solo la mano. Los dientes de los engranajes se limpian perfectamente con un cepillo pequeño. El papel de cocina viene muy bien para limpiar diferentes zonas.

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-Paso 1.  Extraemos el circlip que sujeta la tapa superior con ayuda del destornillador.

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-Paso 2.  Levantamos la tapa superior

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-Paso 3.   Extraemos el tambor hacia arriba, colocaremos dos dedos encima de los dos pequeños trinquetes que están a la vista para evitar que salten.

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-Paso 4.   En el tambor veremos dos pequeños trinquetes en la parte superior y otros dos en la inferior.

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-Paso 5.  Extraemos los 4 trinquetes con cuidado, los limpiamos, los engrasamos y los montamos. Hay que extremar la precaución para no perder el pequeño resorte con dos puntas que lleva cada trinquete, ya que es el responsable de su movimiento. Es importante fijarse como deben de quedar colocados los resortes y los propios trinquetes.

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-Paso 6.  Extracción del eje. Primero deberemos de extraer empujando con el destornillador, la chaveta de plástico, esta es la responsable de que el eje no escape por arriba. Luego, sacamos el eje y una arandela metálica, los limpiamos, engrasamos y montamos. La chaveta es de plástico, la limpiaremos con alcohol. Aprovecharemos también para limpiar el cuerpo principal, incluido el hueco de la chaveta.

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-Paso 7. Montaje del eje. Colocamos la arandela metálica, introducimos primero el eje y luego la chaveta plástica. Limpiaremos también un orificio que hay en la zona baja del cuerpo principal.

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-Paso 8. Engrase del eje y colocación del tambor. Aplicamos al engranaje del eje un poco de aceite de teflón y colocamos el tambor, para que acabe de entrar el tambor deberemos de abrir con dos dedos los trinquetes para evitar que choquen con el eje.

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-Paso 9. Colocación de la tapa superior y el circlip. Para esto último nos ayudaremos de nuevo con el destornillador.

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El sonido de nuestros winches cambiará, ya no será tan agudo, tan metálico. Es una tarea que no requiere demasiado tiempo y que cualquiera puede realizar. El material lo agradecerá.

 

 

 

jueves, 19 de septiembre de 2013

Un día redondo

       Un tímido viento del sur, que soplaba en la desembocadura del Bidasoa, poco hacia presagiar la jornada tan divertida que nos esperaba por delante. Jon, una amistad ya confirmada, se acercó hasta Hondarribia desde Lekeitio, le conocí, o mejor debería decir, le ciberconocí al poco de comprar mi velero.

       Buscando por la red información sobre el modelo Somo 20, mi velero, di con el blog de Hooper, otro Somo 20 patroneado por Jon. No tardé en contactar con él dando contestación a sus instructivas publicaciones blogeras. A menudo le he pedido consejo sobre diferentes aspectos de la vela, la coincidencia de tener los dos el mismo barco ha sido muy beneficiosa para mi. Mi experiencia navegando a vela se reduce a un par de años, por ello he sabido apoyarme a menudo en sus consejos.

      Para este verano habíamos planeado juntarnos los dos en algún puerto intermedio entre Hondarribia y Lekeitio, posiblemente en Getaria. Pero por diferentes motivos hemos acabado los dos en ese puerto en distintas fechas. Pero Jon no se ha contentado con eso, quería conocer a Zaldi, mi velero, y ha decidido acercarse a Hondarribia.

      A las 8´30 h estamos los dos estrechándonos las manos junto al pantalán de Zaldi. Un café y se rompe el hielo, la idea es que Jon vea como navegamos Zaldi y yo, que nos corrija lo que haya que corregir, y que, como no, hablemos del mundo de la vela y la mar.

       Una vez a bordo, Jon echa una ojeada al barco y me comenta algunas diferencias con el suyo. Salimos a motor hasta donde acaban los espigones que encierran al Bidasoa, allí decidimos izar velas e intentar aprovechar el flojo viento terral que sopla, paramos motor y Eolo toma el mando. Pero algo ocurre de pronto, junto al barco algo se mueve, algo con lo que ninguno de los dos contábamos…ffssssshh, ¡¡ UN DELFÍN, UN DELFÍN !! Si, un ejemplar enorme de cerca de 3 metros se sitúa junto a nosotros, apenas 4 ó 5 metros nos separan de él, aparece varias veces expulsando aire por su orificio superior. No podemos creerlo, estamos a tan solo 300 o 400 metros de tierra, el mamífero se esconde bajo la superficie durante unos minutos y al rato vuelve a salir junto al barco, nos está siguiendo, juega y pasa por debajo del casco, le podemos ver perfectamente hasta unas grandes y marcadas cicatrices que lleva en su costado izquierdo. El juego se prolonga unos 20 minutos, nos acompaña mientras navegamos a vela lentamente, intentamos fotografiarlo pero sus apariciones son inesperadas y nos cuesta pillarlo.

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          Es algo fantástico ver un animal como ese en libertad, disfrutamos lo que podemos de la visita y enseguida retomamos la navegación. Los pronósticos anuncian un giro del viento al W o WNW para mediodía, y aciertan. Tras unos minutos casi en calma total, la brisa va llegando, la superficie de la mar se riza y Zaldi comienza a navegar poco a poco más alegre. Tras librar la zona de bajíos que hay frente a Las Gemelas ponemos rumbo a Sokoa, navegamos a un largo y disfrutamos de la mar, del viento y de la charla…

         Para cuando llegamos a la bahía de la costa labortana, el viento ya tiene cierta intensidad, Zaldi nos ha traído sobrepasando los 4 nudos y si se cumplen los pronósticos la cosa irá a más.

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         Abandonamos la bahía de Sokoa por la bocana situada al Este y comenzamos a ceñir, el viento nos deja poner proa al 330º, está claro, el viento llega del W. Nos separamos unas 2 millas de tierra y decidimos virar, tras la maniobra la proa apunta al 240º, ceñimos a rabiar y las gemelas las vemos justo en la proa. No nos cuesta darnos cuenta que habrá que volver a hacer un bordo más hacia el Norte para librar los bajíos de Las Gemelas. El viento arrecia, le calculamos 12 o más nudos ( mas tarde pudimos comprobar que aguantamos rachas de 15 nudos ), El barco navega genial, ceñimos 4 - 5 nudos y da la sensación que lo aguanta bien sin coger rizos, no está mal para un txiki de 6 metros. La navegación se hace divertida, nos turnamos al timón y una vez más puedo ver a Zaldi navegar desde proa, cada día me gusta más.

        A las 16 horas entramos en la bahía de Txingudi, allí, la superficie se ordena y aplana y nosotros nos relajamos al timón. Las velas las llevamos izadas hasta entrar en el Bidasoa, en el río el viento muere y ponemos motor para llegar al amarre.

        Un delfín, poca ola, buen viento, tiempo estable, un nuevo amigo, ha sido un día redondo.

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domingo, 8 de septiembre de 2013

Hondarribia-Getaria-Hondarribia. Dos días en la mar.

        El año pasado llegamos hasta Donostia, allí, hicimos noche en esa ocasión fondeados en la bahía. Al volver a Hondarribia me prometí que durante el verano siguiente navegaríamos más al Oeste, dicho y hecho, nos vamos a Getaria.

       Para esta ocasión cambio de tripulación, la familia se queda en casa y mis amigos Joana y Txemi suben a bordo. Getaria representa algo especial para mi por diferentes razones, es el lugar donde habitualmente hemos buceado desde hace años, y es, además, el pueblo natal de Elkano, así pues, que mejor manera de llegar a él que a vela…

       Septiembre está a la vuelta de la esquina, pronto empezarán los vientos del Sur, tan desbocados, tan alocados, tan incontrolables… Estamos ante el último fin de semana de Agosto, todo pinta bien, el mar, el viento, el cielo, nos vamos a navegar…

       Largamos amarras en Hondarribia con un cielo salpicado de nubes altas que no amenazan, el viento aún es flojo y utilizamos el motor para salir del río Bidasoa. Antes de llegar al cabo de Higer las velas ya se alimentan de una suave brisa del NNW, con paciencia vamos ganando terreno al Norte, aunque a decir verdad nos estamos abriendo hacia el NNE, el tímido viento que sopla no nos deja ganar más barlovento.

         No tardamos en virar por avante y ponemos proa hacia Getaria, navegamos al 250º-255º, si mantenemos ahí la aguja del compás llegaremos a rumbo directo al pueblo que vio nacer a Elkano. Hasta Pasaia navegamos muy tranquilos, procuro mantener las velas con el mejor trimado posible, se trata de sacar partido a este flojo pero constante viento que nos aleja del cabo de Higer. Por la amura de babor aparece el monte Urgull, la isla Sta Clara y el monte Igeldo, es Donostia, la ciudad que nos vio nacer a mi mujer y a mi, ahí hemos pasado la mayor parte de nuestras vidas. Saco una foto con el teléfono de la vista de la ciudad y se la mando a Marta, mi mujer, le gustará.

        Donostia nos hace un regalo y el viento coge mayor protagonismo, ya desde Pasaia este estaba subiendo algo de intensidad, pero ahora está claro, ya ha llegado el viento que anunciaban para la tarde. Zaldi aumenta su velocidad y la navegación se hace más dinámica. Tenemos el ratón de Getaria a unas 8 millas, con este viento llegaremos en menos de 2 horas.

       Navegamos a 5-6 nudos frente a la bocana de Orio, allí donde el río Oria se vuelve salado. De pronto, bajo la botavara, veo una figura que sale del agua y vuelve a zambullirse, ¡¡ son delfines !! Nos ponemos los tres en pie, no podemos creerlo, estamos a una milla de la costa y un numeroso grupo de esos maravillosos mamíferos están dando grandes saltos. El momento es muy especial, emoción, gritos, es nuestra primera vez… Tras pasar 10 minutos observándolos parece que deciden irse a mar abierto, nos despedimos de ellos y continuamos navegando, Getaria está cerca.

        Contacto por radio con el puerto de Getaria, les pido un amarre para pasar la noche tranquilos. No hay problema, me responden enseguida y me dan la situación del pantalán asignado. Navegamos por la bahía de Getaria, reconozco los diferentes puntos de inmersión donde tantas veces nos hemos sumergido. Llegamos, han sido algo más de 6 horas desde que abandonamos nuestro amarre en Hondarribia. Llegamos a vela hasta la bocana del refugio, allí, Txemi se va a proa y mientras la génova cae mi amigo la va asegurando en cubierta. A continuación le toca a la mayor, pongo proa al viento para desventar la vela y largo la driza que la mantiene izada, la plegamos ordenadamente y con el motor a un tercio entramos en Getaria.

        Somos pequeños, un barco pequeño, pero nos sentimos grandes, solo han sido poco más de 23 millas, pero la distancia es lo de menos, lo importante es lo vivido a bordo. Pero los buenos ratos no han terminado, dos amigos nuestros se han acercado hasta Getaria y cenaremos con ellos. Tres amigos, un velero, el mar y el viento, no había nada más, con esos ingredientes hemos sabido crear una pequeña aventura, la aventura de dos montañeros y un aprendiz de marino que la pasada noche soñaron con llegar a Getaria a vela.

        Esta noche soñaremos bajo las estrellas en Getaria mecidos por Zaldi, soñaremos que mañana regresamos a Hondarribia, soñaremos que vemos las ziabogas de las regatas en Donostia, soñaremos que navegamos a vela rumbo a casa…

Algunas veces los sueños se hacen realidad…

Travesía realizada.

Captura 2

 

Mientras navegábamos fuimos los tres grabando a ratos, Txemi a sabido resumir aquellos dos días en un bonito vídeo.